Tabaquismo

Hablemos del tabaco

Una parte importante de las muertes, enfermedades e invalideces evitables en nuestro país y en el mundo en general se puede atribuir al uso del tabaco. Desde los años setenta este mensaje ha ido llegando a la opinión pública con mayor intensidad. A pesar de ello, el hábito de fumar sigue estando relativamente extendido y es por este motivo que hay que seguir progresando para poder reducir los sufrimientos evitables que causa este producto.

El carácter adictivo del tabaco, que radica en los efectos farmacológicos de la nicotina, explica las dificultades que experimentan muchos fumadores para dejar de fumar. Por eso, las estrategias de prevención prioritarias han de centrarse en los factores que propician el proceso de inicio del tabaquismo en los adolescentes. La industria tabaquera, que conoce bien esta realidad, concentra sus esfuerzos de promoción en captar nuevos jóvenes adictivos que después serán clientes fieles a lo largo de décadas.

Entre los factores que propician el inicio del tabaquismo está la percepción de muchos adolescentes que ven el hecho de fumar como un comportamiento normal en la vida adulta. Debido a esta percepción, la acción de fumar pasa a tener un carácter simbólico en el proceso de maduración de muchos jóvenes. Es evidente que la industria aumenta esta percepción con sus estrategias de promoción. Pero no es menos cierto que en diversos medios la realidad social la refuerza. La extensión de espacios sin humo en lugares públicos modifica esta realidad. Otro factor clave es la amplia accesibilidad al tabaco ya que su venta se lleva a cabo en todo tipo de establecimientos: estancos, bares, cafeterías... y eso dificulta su control a pesar de los intentos por regular su venta a los menores. La extensión de los puntos de venta y el interés económico implicado dificultan este proceso.

Con la confirmación científica de que el tabaquismo pasivo tiene efectos negativos para la slud, la prohibición de fumar en espacios públicos adquiere carta de necesidad.


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